Podcast Antonio Pacios MSC

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lunes, 31 de octubre de 2011

NECESIDAD DE INCULCAR SENTIMIENTO QUE LLEVAN A LA PAZ

De la Constitución pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano segundo
(Núms. 82-83)

NECESIDAD DE INCULCAR SENTIMIENTO QUE LLEVAN A LA PAZ

Procuren los hombres no limitarse a confiar sólo en el esfuerzo de unos pocos, descuidando su propia actitud mental. Pues los gobernantes de los pueblos, como gerentes que son del bien común de su propia nación y promotores al mismo tiempo del bien universal, están enormemente influenciados por la opinión pública y por los sentimientos del propio ambiente. Nada podrían hacer en favor de la paz si los sentimientos de hostilidad, desprecio y desconfianza, y los odios raciales e ideologías obstinadas, dividieran y enfrentaran entre sí a los hombres. De ahí la urgentísima necesidad de una reeducación de las mentes y de una nueva orientación de la opinión pública.

Quienes se consagran a la educación de los hombres, sobre todo de los jóvenes, o tienen por misión educar la opinión pública consideren como su mayor deber el inculcar en todas las mentes los sentimientos nuevos que llevan a la paz. Es necesario que todos convirtamos nuestro corazón y abramos nuestros ojos al mundo entero, pensando en aquello que podríamos realizar en favor del progreso del género humano si todos nos uniéramos. No deben engañarnos las falsas esperanzas. En efecto, mientras no desaparezcan las enemistades y los odios y no se concluyan pactos sólidos y leales para el futuro de una paz universal, la humanidad, amenazada ya hoy por graves peligros a pesar de sus admirables progresos científicos, puede llegar a conocer una hora funesta en la que ya no podría experimentar otra paz que la paz horrenda de la muerte. La Iglesia de Cristo, que participa de las angustias de nuestro tiempo, mientras denuncia estos peligros no pierde con todo la esperanza; por ello no deja de proponer al mundo actual, una y otra vez, con oportunidad o sin ella, aquel mensaje apostólico: Ahora es el tiempo propicio, para que se opere un cambio en los corazones, ahora es el día de salvación.

Para construir la paz es preciso que desaparezcan primero todas las causas de discordia entre los hombres, que son las que engendran las guerras; entre estas causas deben desaparecer principalmente las injusticias. No pocas de estas injusticias tienen su origen en las excesivas desigualdades económicas y también en la lentitud con que se aplican los remedios necesarios para corregirlas. Otras injusticias provienen de la ambición de dominio, del desprecio a las personas, y, si queremos buscar sus causas más profundas, las encontraremos en la envidia, la desconfianza, el orgullo y demás pasiones egoístas. Como el hombre no puede soportar tantos desórdenes, de ahí se sigue que, aun cuando no se llegue a la guerra, el mundo se ve envuelto en contiendas y violencias.

Además, como estos mismos males se encuentran también en las relaciones entre las diversas naciones, se hace absolutamente imprescindible que, para superar o prevenir esas discordias y para acabar con las violencias, se busque, como mejor remedio, la cooperación y coordinación entre las instituciones internacionales y se estimule sin cesar la creación de organismos que promuevan la paz.

RESPONSORIO Cf. Sir 23, 2; Is 49, 8; 37, 35; Sal 121, 7; 33, 15

R. He puesto en tu corazón una doctrina de sabiduría, dice el Señor; * he escuchado tus ruegos de que proteja esta ciudad y de que haya paz en tus días.
V. Apártate del mal y obra el bien, busca la paz y corre tras ella.
R. He escuchado tus ruegos de que proteja esta ciudad y de que haya paz en tus días.

jueves, 27 de octubre de 2011

LAS OBRAS DE LA CREACIÓN REFLEJO DE LA SABIDURÍA ETERNA

De las Disertaciones de san Atanasio, obispo, Contra los arrianos.
(Disertación 2, 78. 79: PG 26, 311. 314)

LAS OBRAS DE LA CREACIÓN REFLEJO DE LA SABIDURÍA ETERNA

En nosotros y en todos los seres hay una imagen creada de la Sabiduría eterna. Por ello, no sin razón, el que es la verdadera Sabiduría de quien todo procede, contemplando en las creaturas como una imagen de su propio ser exclama: El Señor me creó al comienzo de sus obras. En efecto, el Señor considera toda la sabiduría que hay y se manifiesta en nosotros como algo que pertenece a su propio ser.

Pero esto no porque el Creador de todas las cosas sea él mismo creado, sino porque él contempla en sus creaturas como una imagen creada de su propio ser. Ésta es la razón por la que afirmó también el Señor: El que a vosotros recibe a mí me recibe, pues aunque él no forma parte de la creación, sin embargo en las obras de sus manos hay como una impronta y una imagen de su mismo ser, y por ello, como si se tratara de sí mismo, afirma: El Señor me creó al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras.

Por esta razón precisamente la impronta de la sabiduría divina ha quedado impresa en las obras de la creación para que el mundo, reconociendo en esta sabiduría al Verbo, su Creador, llegue por él al conocimiento del Padre. Es esto lo que enseña el apóstol san Pablo: Son manifiestas a ellos las verdades que se pueden conocer acerca de Dios. Bien claro se las manifestó él. Así, desde la creación del mundo, lo invisible de Dios es conocido mediante las obras. Por esto, el Verbo, en cuanto tal, de ninguna manera es creatura, sino el arquetipo de aquella sabiduría de la cual se afirma que existe y que está realmente en nosotros.

Que exista la sabiduría en las cosas creadas queda patente también por las palabras del hijo de Sirac: La derramó sobre todas sus obras, la repartió entre los vivientes, según su generosidad, la regaló a los que lo aman; pero esta efusión de sabiduría no se refiere, en manera alguna, al que es la misma Sabiduría por naturaleza, el cual existe en sí mismo y es el Unigénito, sino más bien a aquella sabiduría que aparece como su reflejo en las obras de la creación. ¿Por qué, pues, vamos a pensar que es imposible que la misma Sabiduría creadora, cuyos reflejos constituyen la sabiduría y la ciencia derramadas en la creación, diga de sí misma: El Señor me creó al comienzo de sus obras? No hay que decir, sin embargo, que la sabiduría que hay en el mundo sea creadora; ella, por el contrario, ha sido creada, según aquello del salmo: El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos.

RESPONSORIO Sb 7, 22. 23; 1Co 2, 10
R. Hay en la sabiduría un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, perspicaz, amante del bien, incoercible, firme, seguro, sereno; * él todo lo puede, todo lo observa, penetra todos los espíritus. V. El Espíritu todo lo penetra, hasta la profundidad de Dios. R. Él todo lo puede, todo lo observa, penetra todos los espíritus.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, y para que alcancemos lo que nos prometes haz que amemos lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

miércoles, 26 de octubre de 2011

La cristofobia y la lucha por el alma del mundo



La cristofobia y la lucha por el alma del mundo
Es difícil hablar de tiempos de sosiego para la fe cristiana, la lista de acontecimientos antirreligiosos podría ser interminable y con material nuevo y actualizado todos los días

Mientras en Estados Unidos se le prohíbe a una niña llevar un rosario a la escuela por ser un elemento que la podría identificar como perteneciente a una pandilla (cf. http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=609505), en Pakistán otra pequeña es acusada de blasfemia por un error ortográfico (cf. ReligiónenLibertad 28.09.11).
Mientras en Inglaterra se busca eliminar la referencia histórica de Cristo como centro de la historia tomando como excusa una inexistente ofensa a las demás religiones y a los no creyentes, sustituyendo el antes y después de Cristo por “Era Común” y “antes de la Era Común” (cf. ForumLibertas 05.10.11), en La India los cristianos del estado de Orissa siguen siendo perseguidos continuamente, según destaca un informe reciente (cf. Zenit 11.08.11).
Mientras en el Occidente laicista algunos les llaman “ratas” (cf. ABC 01.12.10), en el oriente integrista se les cataloga de “cerdos” (cf. InfoCatólica 16.09.11).
Mientras una mujer de 72 años es denunciada en California, Estados Unidos, por levantar una cruz en su jardín por considerarla una estructura prohibida (cf. La Razón 26.09.11), en Suiza grupos de musulmanes piden que se quite la cruz de la bandera nacional por no representar con ello la multiculturalidad del país, a pesar de que en muchos de los lugares de origen de estas personas las banderas contienen elementos meramente islámicos y no existe de manera efectiva una separación entre estado y confesión religiosa (cf. Libertad Digital 22.09.11).
Mientras grandes plataformas de medios de comunicación como Google, Apple, Facebook y Twitter, desarrollan claramente políticas de censura anticristiana, según un informe del National Religious Broadcasters (NRB), de Virginia, Estados Unidos (cf. Zenit 09.10.11), en Pakistán cada año, cerca de 1.000 niñas cristianas e hindúes son secuestradas y violadas por radicales musulmanes, y muchas veces obligadas al matrimonio islámico o asesinadas bajo la mirada inoperante de quienes tienen a su cargo la justicia y el derecho (cf. Agencia Fides 11.10.11).
No se puede dejar de mencionar aquí al hombre que fue condenado a muerte en Irán por el hecho de convertirse al cristianismo (cf. La Razón 28.09.11) y cuyo caso fue enviado de nuevo al poder judicial que lo juzgó por el tribunal supremo por considerar que no se investigó suficientemente (cf. ACI 12.10.11), o el futbolista que fue detenido en Arabia Saudita por llevar un tatuaje de Cristo (cf. ACI 10.10.11).
Qué decir también de la masacre que el mundo presenció en Egipto el pasado 9 de octubre de 2011, en donde, según parece, las fuerzas armadas, encargadas de la “seguridad” se abalanzaron con sus coches blindados contra cristianos coptos que protestaban por la demolición de una iglesia en la provincia de Asuán, al sur del país (cf. ForumLibertas 10.10.11).
La lista de acontecimientos como los anteriormente citados podría ser interminable y con material nuevo y actualizado todos los días. ¿A qué se debe que aquellas zonas geográficas, que han sido el hogar del cristianismo por muchos siglos, en los que ha dejado un profundo legado humano, histórico y cultural innegable, se estén convirtiendo ahora en tierras inhospitalarias?
Siendo honestos, es difícil hablar de tiempos de sosiego para la fe cristiana. Su historia ha estado sembrada desde sus albores con todo tipo de acosos. Los cristianos parecen haberse convertido en extranjeros incómodos a quienes se puede vilipendiar por ser lo que son y creer en lo que creen. A pesar de todo este panorama preocupante, el cristianismo sigue arrojando focos de luz allí donde es vivido con autenticidad y valentía.
Lo demuestran los fieles en Pakistán, que piden al gobierno que no se condene a muerte al fundamentalista islámico (Mumtaz Qadri) que asesinó a Salman Taseer, gobernador del estado de Pujab y defensor de las minorías religiosas contra la injusta ley de blasfemia en este país. Contrario a lo que podría ser previsible, los cristianos no alegan una justicia disfrazada de venganza pidiendo la muerte del homicida. En estas circunstancias han optado por dar testimonio de la defensa de la vida y su carácter sagrado, incluso si se trata de la vida de un asesino confeso. No está demás mencionar, para darse cuenta del contraste, que los grupos extremistas siguen exigiendo la liberación de Qadri elogiándolo “por matar a un blasfemo” (cf. Agencia Fides 10.10.11).
Igualmente, es testigo de esta luz el 80% de matrimonios con problemas que los superan después de acudir a la Iglesia (cf. europapress 03.10.11), antes de tomar la salida fácil que constituye el divorcio.
Cabe también mencionar las 950.000 personas atendidas en 2010 por la Cáritas en España, de las que el 74% de ellas eran familias (cf. Hispanidad 10.10.11) o los 400 mil dólares que el Papa donó para paliar la dramática situación que vive hoy día el Cuerno de África (cf. News.va 08.10.11). Hechos sencillos como estos, dejan ver que el cristianismo sigue siendo para el mundo lo que el alma es para el cuerpo. No necesita más apología que ser él mismo, pues tiene un papel insustituible en la historia humana y en la “lucha por el alma del mundo” (cf. Juan Pablo II, Cruzando el umbral de la esperanza).
De igual manera, Benedicto XVI recordaba esta misión a los fieles en Lamezia Terme y Serra San Bruno (Italia) en su viaje apostólico de octubre de 2011: “¡No tengáis miedo de vivir y testimoniar la fe en los varios ámbitos de la sociedad, en las múltiples situaciones de la existencia humana! Tenéis todos los motivos para mostraros fuertes, confiados y valerosos, gracias a la luz de la fe y a la fuerza de la caridad (cf. VIS 09.10.11).

sábado, 22 de octubre de 2011

¡No tengáis miedo! ¡Abrid las puertas a Cristo!

De la Homilía del beato Juan Pablo II, papa, en el inicio de su pontificado
(22 de octubre 1978: AAS 70 [1978] 945-947)

¡No tengáis miedo! ¡Abrid las puertas a Cristo!

Nuestro tiempo nos invita, nos impulsa y nos obliga a mirar al Señor y a sumergirnos en una meditación humilde y devota sobre el misterio de la suprema potestad del mismo Cristo.
El que nació de María Virgen, el Hijo del carpintero – como se le consideraba –,el Hijo del Dios vivo, como confesó Pedro, vino para hacer de todos nosotros«un reino de sacerdotes».
El nuevo Sucesor de Pedro en la Sede de Roma eleva hoy una oración fervorosa, humilde y confiada: ¡Oh Cristo! ¡Haz que yo me convierta en servidor, y lo sea, de tu única potestad! ¡Servidor de tu dulce potestad! ¡Servidor de tu potestad que no conoce ocaso! ¡Haz que yo sea un siervo! Más aún, siervo de tus siervos.
¡Hermanos y hermanas! ¡No tengáis miedo de acoger a Cristo y de aceptar su potestad!
¡Ayudad al Papa y a todos los que quieren servir a Cristo y, con la potestad de Cristo, servir al hombre y a la humanidad entera!
¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo! Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas económicos y los políticos, los extensos campos de la cultura. de la civilización y del desarrollo. ¡No tengáis miedo! Cristo conoce «lo que hay dentro del hombre».¡Sólo El lo conoce!
Con frecuencia el hombre actual no sabe lo que lleva dentro, en lo profundo de su ánimo, de su corazón. Muchas veces se siente inseguro sobre el sentido de su vida en este mundo. Se siente invadido por la duda que se transforma en desesperación. Permitid, pues, – os lo ruego, os lo imploro con humildad y con confianza – permitid que Cristo hable al hombre. ¡Sólo El tiene palabras de vida, sí, de vida eterna!
Responsorio
R/. No tengáis miedo: el Redentor del hombre ha revelado el poder de la cruz y ha dado la vida por nosotros. * Abrid de par en par las puertas a Cristo.
V/. Somos llamados en la Iglesia a participar de su potestad. * Abrid.
Oración
Oh Dios, rico en misericordia, que has querido que el beato Juan Pablo II, papa, guiara toda tu Iglesia, te pedimos que, instruidos por sus enseñanzas, nos concedas abrir confiadamente nuestros corazones a la gracia salvadora de Cristo, único redentor del hombre. Él, que vive y reina.

martes, 18 de octubre de 2011

EL SEÑOR VIENE DETRÁS DE SUS PREDICADORES

De las Homilías de san GregOrio Magno, papa, sobre los Evangelios
 (Homilía 17, 1-3: PL 76, 1139)


  Nuestro Señor y Salvador, hermanos muy amados, nos enseña unas veces con sus palabras, otras con sus obras. Sus hechos, en efecto, son normas de conducta, ya que con ellos nos da a entender tácitamente lo que debemos hacer. Manda a sus discípulos a predicar de dos en dos, ya que es doble el precepto de la caridad, a saber, el amor de Dios y el del prójimo.

 El Señor envía a los discípulos a predicar de dos en dos, y con ello nos indica sin palabras que el que no tiene caridad para con los demás no puede aceptar, en modo alguno, el ministerio de la predicación.

 Con razón se dice que los envió delante de si por todas las aldeas y lugares que iba a visitar. En efecto, el Señor viene detrás de sus predicadores, ya que, habiendo precedido la predicación, viene entonces el Señor a la morada de nuestro interior, cuando ésta ha sido preparada por las palabras de exhortación, que han abierto nuestro espíritu a la verdad. En este sentido dice Isaías a los predicadores: Preparad el camino del Señor; enderezad las sendas para nuestro Dios. Por esto les dice también el salmista: Alfombrad el camino del que sube sobre el ocaso. Sobre el ocaso, en efecto, sube el Señor, ya que en el declive de su pasión fue precisamente cuando, por su resurrección, puso más plenamente de manifiesto su gloria. Sube sobre el ocaso, porque, con su resurrección, pisoteó la muerte que había sufrido. Por esto nosotros alfombramos el camino del que sube sobre el ocaso cuando os anunciamos su gloria, para que él, viniendo a continuación, os ilumine con su presencia amorosa.

 Escuchemos lo que dice el Señor a los predicadores que envía a sus campos: La mies es mucha, pero los operarios son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que envíe trabajadores a su mies. Por tanto, para una mies abundante son pocos los trabajadores; al escuchar esto, no podemos dejar de sentir una gran tristeza, porque hay que reconocer que, si bien hay personas que desean escuchar cosas buenas, faltan, en cambio, quienes se dediquen a anunciarlas. Mirad cómo el mundo está lleno de sacerdotes, y, sin embargo, es muy difícil encontrar un trabajador para la mies del Señor; porque hemos recibido el ministerio sacerdotal, pero no cumplimos con los deberes de este ministerio.

 Pensad, pues, amados hermanos, pensad bien en lo que dice el Evangelio: Rogad al Señor de la mies que envíe trabajadores a su mies. Rogad también por nosotros, para que nuestro trabajo en bien vuestro sea fructuoso y para que nuestra voz no deje nunca de exhortaros, no sea que, después de haber recibido el ministerio de la predicación, seamos acusados ante el justo Juez por nuestro silencio.

sábado, 15 de octubre de 2011

ACORDÉMONOS DEL AMOR DE CRISTO

De las Obras de santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia.
(Libro de su vida, cap. 22, 6-7. 12. 14)

Con tan buen amigo presente -nuestro Señor Jesucristo-, con tan buen capitán, que se puso en lo primero en el padecer, todo se puede sufrir. Él ayuda y da esfuerzo, nunca falta, es amigo verdadero. Y veo yo claro, y he visto después, que para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes quiere que sea por manos de esta Humanidad sacratísima, en quien dijo Su Majestad se deleita.

Muy muchas veces lo he visto por experiencia; hámelo dicho el Señor. He visto claro que por esta puerta hemos de entrar, si queremos nos muestre la soberana Majestad grandes secretos. Así que no queramos otro camino, aunque estemos en la cumbre de contemplación; por aquí vamos seguros. Este Señor nuestro es por quien nos vienen todos los bienes. Él lo enseñará; mirando su vida, es el mejor dechado.

¿Qué más queremos que un tan buen amigo al lado, que no nos dejará en los trabajos y tribulaciones, como hacen los del mundo? Bienaventurado quien de verdad le amare y siempre le trajere cabe de sí. Miremos al glorioso san Pablo, que no parece se le caía de la boca siempre Jesús, como quien le tenía bien en el corazón. Yo he mirado con cuidado, después que esto he entendido, de algunos santos, grandes contemplativos, y no iban por otro camino: san Francisco, san Antonio de Padua, san Bernardo, santa Catalina de Siena.

Con libertad se ha de andar en este camino, puestos en las manos de Dios; si su Majestad nos quisiere subir a ser de los de su cámara y secreto, ir de buena gana.

Siempre que se piense de Cristo, nos acordemos del amor con que nos hizo tantas mercedes y cuán grande nos le mostró Dios en darnos tal prenda del que nos tiene: que amor saca amor. Procuremos ir mirando esto siempre y despertándonos para amar, porque, si una vez nos hace el Señor merced que se nos imprima en el corazón este amor, sernos ha todo fácil, y obraremos muy en breve y muy sin trabajo.

miércoles, 12 de octubre de 2011

EL PILAR, LUGAR PRIVILEGIADO DE ORACIÓN Y DE GRACIA

Elogio de la Virgen del Pilar Según una piadosa y antigua tradición, ya desde los albores de su conversión, los primitivos cristianos levantaron una ermita en honor de la Virgen María, a las orillas del Ebro, en la ciudad de Zaragoza. La primitiva y pequeña capilla, con el correr de los siglos, se ha convertido hoy en una basílica grandiosa que acoge, como centro vivo y permanente de peregrinaciones, a innumerables fieles que, desde todas las partes del mundo, vienen a rezar a la Virgen y a venerar su Pilar.

La advocación de nuestra Señora del Pilar ha sido objeto de un especial culto por parte de los españoles: difícilmente podrá encontrarse en el amplio territorio patrio un pueblo que no guarde con amor la pequeña imagen sobre la santa columna. Muchas instituciones la veneran también como patrona.

Muy por encima de milagros espectaculares, de manifestaciones clamorosas y de organizaciones masivas, la virgen del Pilar es invocada como refugio de pecadores, consoladora de los afligidos, madre de España. Su quehacer es, sobre todo, espiritual. Y su basílica en Zaragoza es un lugar privilegiado de oración, donde sopla con fuerza el Espíritu.

La devoción al Pilar tiene una gran repercusión en Iberoamérica, cuyas naciones celebran la fiesta del descubrimiento de su continente el doce de octubre, es decir, el mismo día del Pilar. Como prueba de su devoción a la Virgen, los numerosos mantos que cubren la sagrada imagen y las banderas que hacen guardia de honor a la Señora ante su santa capilla testimonian la vinculación fraterna que Iberoamérica tiene, por el Pilar, con la patria española.

Abierta la basílica durante todo el día, jamás faltan fieles que llegan al Pilar en busca de reconciliación, gracia y diálogo con Dios.

lunes, 10 de octubre de 2011

DEBEMOS EN CIERTOS MOMENTOS AMONESTARNOS A NOSOTROS MISMOS CON LA ORACIÓN VOCAL

De la carta de san Agustín, obispo, a Proba
(Carta 130, 9, 18--10, 20: CSEL 44, 60-63)


Deseemos siempre la vida dichosa y eterna, que nos dará nuestro Dios y Señor, y así estaremos siempre orando. Pero, con objeto de mantener vivo este deseo, debemos, en ciertos momentos, apartar nuestra mente de las preocupaciones y quehaceres que, de algún modo, nos distraen de él y amonestarnos a nosotros mismos con la oración vocal, no fuese caso que si nuestro deseo empezó a entibiarse llegara a quedar totalmente frío y, al no renovar con frecuencia el fervor, acabara por extinguirse del todo.

Por eso, cuando dice el Apóstol: Presentad públicamente vuestras peticiones a Dios, no hay que entender estas palabras como si se tratara de descubrir a Dios nuestras peticiones, pues él continuamente las conoce, aun antes de que se las formulemos; estas palabras significan, más bien, que debemos descubrir nuestras peticiones a nosotros mismos en presencia de Dios, perseverando en la oración, sin mostrarlas ante los hombres por vanagloria de nuestras plegarias.

Como esto sea así, aunque ya en el cumplimiento de nuestros deberes, como dijimos, hemos de orar siempre con el deseo, no puede considerarse inútil y vituperable el entregarse largamente a la oración, siempre y cuando no nos lo impidan otras obligaciones buenas y necesarias. Ni hay que decir, como algunos piensan, que orar largamente sea lo mismo que orar con vana palabrería. Una cosa, en efecto, son las muchas palabras y otra cosa el afecto perseverante y continuado. Pues del mismo Señor está escrito que pasaba la noche en oración y que oró largamente; con lo cual, ¿qué hizo sino darnos ejemplo, al orar oportunamente en el tiempo, aquel mismo que, con el Padre, oye nuestra oración en la eternidad?

Se dice que los monjes de Egipto hacen frecuentes oraciones, pero muy cortas, a manera de jaculatorias brevísimas, para que así la atención, que es tan sumamente necesaria en la oración, se mantenga vigilante y despierta y no se fatigue ni se embote con la prolijidad de las palabras. Con esto nos enseñan claramente que así como no hay que forzar la atención cuando no logra mantenerse despierta, así tampoco hay que interrumpirla cuando puede continuar orando.

Lejos, pues, de nosotros la oración con vana palabrería; pero que no falte la oración prolongada, mientras persevere ferviente la atención. Hablar mucho en la oración es como tratar un asunto necesario y urgente con palabras superfluas. Orar, en cambio, prolongadamente es llamar con corazón perseverante y lleno de afecto a la puerta de aquel que nos escucha. Porque con frecuencia la finalidad de la oración se logra más con lágrimas y llantos que con palabras y expresiones verbales. Porque el Señor recoge nuestras lágrimas en su odre y a él no se le ocultan nuestros gemidos, pues todo lo creó por medio de aquel que es su Palabra, y no necesita las palabras humanas.

viernes, 7 de octubre de 2011

De los Sermones de san Bernardo, abad
(Sermón sobre el Acueducto: Opera omnia, edición cisterciense, 5 [1968], 282-283)

CONVIENE MEDITAR LOS MISTERIOS DE SALVACIÓN

El hijo, en ti engendrado, será santo, será Hijo de Dios. ¡La fuente de la sabiduría, la Palabra del Padre en las alturas! Esta Palabra, por tu mediación, Virgen santa, se hará carne, de manera que el mismo que afirma: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí podrá afirmar igualmente: Procedo y vengo del Padre.

Ya al comienzo de las cosas -dice el Evangelio- existía la Palabra. Manaba ya la fuente, pero hasta entonces sólo dentro de sí misma. Y continúa el texto Sagrado: Y la Palabra estaba con Dios, es decir, morando en la luz inaccesible; y el Señor decía desde el principio: Mis designios son de paz y no de aflicción. Pero tus designios están escondidos en ti, y nosotros no los conocemos; porque, ¿quién había penetrado la mente del Señor?, o ¿quién había sido su consejero?

Pero llegó el momento en que estos designios de paz se convirtieron en obra de paz: La Palabra se hizo carne y ha puesto ya su morada entre nosotros; ha puesto ciertamente su morada por la fe en nuestros corazones, ha puesto su morada en nuestra memoria, ha puesto su morada en nuestro pensamiento y desciende hasta la misma imaginación. En efecto, ¿qué idea de Dios hubiera podido antes formarse el hombre, que no fuese un ídolo fabricado por su corazón? Era incomprensible e inaccesible, invisible y superior a todo pensamiento humano; pero ahora ha querido ser comprendido, visto, accesible a nuestra inteligencia.

¿De qué modo?, te preguntarás. Pues yaciendo en un pesebre, reposando en el regazo virginal, predicando en la montaña, pasando la noche en oración; o bien pendiente de la cruz, en la lividez de la muerte, libre entre los muertos y dominando sobre el poder de la muerte, como también resucitando al tercer día y mostrando a los apóstoles la marca de los clavos, como signo de victoria, y subiendo finalmente ante la mirada de ellos hasta lo más íntimo de los cielos.

¿Hay algo de esto que no sea objeto de una verdadera, piadosa y santa meditación? Cuando medito en cualquiera de estas cosas, mi pensamiento va hasta Dios y, a través de todas ellas, llego hasta mi Dios. A esta meditación la llamo sabiduría, y para mí la prudencia consiste en ir saboreando en la memoria la dulzura que la vara sacerdotal infundió tan abundantemente en estos frutos, dulzura de la que María disfruta con toda plenitud en el cielo y la derrama abundantemente sobre nosotros.

sábado, 1 de octubre de 2011

En el corazón de la Iglesia yo seré el amor


Santa Teresa del Niño Jesús
De la narración de la Vida, escrita por ella misma (Manuscrits autobiografiques, Lisieux 1957, 227-229)
Teniendo un deseo inmenso del martirio, acudí a las cartas de san Pablo, para tratar de hallar una respuesta. Mis ojos dieron casualmente con los capítulos doce y trece de la primera carta a los Corintios, y en el primero de ellos leí que no todos pueden ser al mismo tiempo apóstoles, profetas y doctores, que la Iglesia consta de diversos miembros y que el ojo no puede ser al mismo tiempo mano. Una respuesta bien clara, ciertamente, pero no suficiente para satisfacer mis deseos y darme la paz.
Continué leyendo sin desanimarme, y encontré esta consoladora exhortación:Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional.El Apóstol, en efecto, hace notar cómo los mayores dones sin la caridad no son nada y cómo esta misma caridad es el mejor camino para llegar a Dios de un modo seguro. Por fin había hallado la tranquilidad.
Al contemplar el cuerpo místico de la Iglesia, no me había reconocido a mí misma en ninguno de los miembros que san Pablo enumera, sino que lo que yo deseaba era más bien verme en todos ellos. Entendí que la Iglesia tiene un cuerpo resultante de la unión de varios miembros, pero que en este cuerpo no falta el más necesario y noble de ellos: entendí que la Iglesia tiene un corazón y que este corazón está ardiendo en amor. Entendí que sólo el amor es el que impulsa a obrar a los miembros de la Iglesia y que, si faltase este amor, ni los apóstoles anunciarían ya el Evangelio, ni los mártires derramarían su sangre. Reconocí claramente y me convencí de que el amor encierra en sí todas las vocaciones, que el amor lo es todo, que abarca todos los tiempos y lugares, en una palabra, que el amor es eterno.
Entonces, llena de una alegría desbordante, exclamé: «Oh Jesús, amor mío, por fin he encontrado mi vocación: mi vocación es el amor. Sí, he hallado mi propio lugar en la Iglesia, y este lugar es el que tú me has señalado, Dios mío. En el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor; de este modo lo seré todo, y mi deseo se verá colmado».

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