Podcast Antonio Pacios MSC

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lunes, 30 de diciembre de 2013

MEDITACIONES CICLO LITÚRGICO A

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jueves, 19 de diciembre de 2013

Necesitamos oír una buena notícia

Necesitamos oír una buena notícia

Mons. Alfonso MiliánMons. Alfonso Milián    Comienzo la carta de esta semana, que quiere ser de felicitación navideña, con las palabras del ángel a los pastores de Belén: No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor.
En medio de tantos temores y de una realidad tan dura como la que estamos viviendo, necesitamos oír una buena noticia, que sea para todo el pueblo y no sólo para unos pocos. Ésta nos la trae Jesús con su nacimiento en nuestra carne. Nuestro papa Francisco, con sus gestos humildes y sus palabras llenas de comprensión, nos la ha recordado infundiéndonos ánimo para cambiar el mundo en que vivimos.
Por eso os quiero felicitar la Navidad con las primeras líneas de la carta del Papa Francisco: «La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría».
La alegría que nos trae Jesús no es una alegría pasajera, de un momento, de un día; es una alegría que penetra hasta lo más íntimo de nuestro ser, que dura siempre y que va creciendo en la medida en que la vamos comunicando. Habréis observado que la tristeza disminuye cuando compartimos nuestras penas con los demás; pero con la alegría ocurre todo lo contrario: crece cuando se comparte. «La vida ―nos dice el Papa― se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. De hecho los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás. (…) No miren la vida desde el balcón, sean protagonistas».
La Buena Noticia del nacimiento de Dios en nuestra carne no nos la podemos guardar, debemos comunicarla, aun cuando corramos algunos riesgos, como nos dice el Papa: «Prefiero una iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades».
Jesús se colocó siempre entre los últimos. Lo vemos claramente en su nacimiento. Nace en un establo, pobremente, pero acompañado por el amor de su madre, María, y de José, una verdadera riqueza. Su figura de recién nacido despierta ternura, compasión y admiración. A nadie deja indiferente.
Y a nadie dejará indiferente durante su vida pública. Se acercó a los pobres, a los marginados y a los pecadores; recorrió los caminos, el Jordán, el lago de Galilea buscando el encuentro con todos, especialmente con los enfermos y los que sufrían.
Estos días adoraremos a Jesús en nuestros belenes. No nos contentemos con besar su imagen en el templo, salgamos a reconocerle y adorarle en la calle, allí donde haya una persona que sufre, porque allí está él. Y colaboremos en la Campaña de Navidad que Cáritas realiza para ayudar a los necesitados. Seamos generosos.
Si así lo hacemos, renacerá la alegría en nuestros corazones y daremos alegría a muchos hermanos.
¡Feliz y Santa Navidad!
+ Alfonso Milián Sorribas
Obispo de Barbastro-Monzón

domingo, 8 de diciembre de 2013

LA EVANGELIZACIÓN EN INTERNET «REQUIERE RELACIONES HUMANAS AUTÉNTICAS»

El Papa considera indispensable estar en Internet para anunciar a Cristo

Al recibir ayer en audiencia a los participantes en la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para los Laicos, el Papa Francisco aseguró que Internet, a pesar de las trampas que se pueden encontrar, brinda oportunidades para acercar a las personas a Dios, por lo que es indispensable la presencia de la Iglesia para evangelizar.
(ACI/InfoCatólica) El Santo Padre señaló que «aún entre las oportunidades y los peligros de la red, se debe ‘discernir todo’, conscientes de que seguramente encontraremos monedas falsas, ilusiones peligrosas y trampas que hay que evitar. Pero, guiados por el Espíritu Santo, descubriremos también valiosas oportunidades para conducir a los hombres al rostro luminoso del Señor».
El Papa Francisco indicó que entre las posibilidades «que ofrece la comunicación digital la más importante se refiere al «anuncio del Evangelio».
Sin embargo, advirtió que «no es suficiente adquirir los conocimientos tecnológicos, si bien sean importantes. Se trata ante todo de encontrar a hombres y mujeres reales, a menudo confundidos y heridos, para ofrecerles verdaderas razones para la esperanza».
La evangelización en Internet, precisó, «requiere relaciones humanas auténticas y directas para culminar en un encuentro personal con el Señor», por lo que «Internet no basta, la tecnología no es suficiente».
«Pero ello no quiere decir que la presencia de la Iglesia en la red es inútil. Todo lo contrario, es indispensable estar presentes, siempre con estilo evangélico, en lo que para muchas personas, especialmente los jóvenes, se ha convertido en una especie de ambiente de vida, para despertar las preguntas incesantes del corazón sobre el sentido de la existencia eindicar el camino que conduce a Aquel que es la respuesta, la Misericordia Divina hecha carne, el Señor Jesús».
El Papa recordó el 25 aniversario de la carta apostólica Mulieris dignitatem del Beato Juan Pablo II, así como la reciente Jornada Mundial de la Juventud Río 2013, cuyo lema, «Vayan y hagan discípulos a todas las naciones», destacó, dijo, «la dimensión misionera de la vida cristiana, la necesidad de salir hacia aquellos que esperan el agua viva del Evangelio, hacia los pobres y los excluidos».
«Hemos visto de primera mano cómo la misión de Iglesia brota de la alegría contagiosadel encuentro con el Señor, que se transforma en esperanza para todos».
El Santo Padre señaló que «la Iglesia está siempre en camino, en busca de nuevos caminos para anunciar el Evangelio. Y la contribución y el testimonio de los fieles laicos se muestran indispensables cada día más».

lunes, 2 de diciembre de 2013

Vigilar es vivir atentos

Vigilar es vivir atentos

Mons. Alfonso MilianMons. Alfonso Milián    Estoy convencido que el Año de la fe ha proporcionado un gran bien a cada uno
de nosotros y a toda la Iglesia. Hemos renovado y fortalecido la fe, hemos enriquecido nuestra formación repasando los documentos del Concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia, hemos participado en celebraciones de mucha profundidad en las que hemos vivido la alegría que nos proporciona el creer: basta recordar la reciente peregrinación de nuestras diócesis de Aragón al Pilar. Fue evidente que el gozo del
encuentro afloraba en nuestros rostros, y la hondura del sentimiento, en los tres momentos de una fe profesada, celebrada y testimoniada.
El Año de la fe nos introduce en el Adviento, tiempo de preparación para encontrarnos con Jesús, que nace niño como nosotros. El Adviento produce una sacudida en nuestro espíritu para que no caigamos en la rutina: «Estad en vela, estad preparados», nos dice Jesús. «Daos cuenta del momento en que vivís», nos exhorta el
apóstol san Pablo. Tanto el profeta como el salmista invitan a caminar a la luz del Señor buscando la paz y la fraternidad.
El Adviento nos conduce, durante sus cuatro semanas, a la conversión, que ha de ser una actitud permanente en la vida del cristiano. La liturgia, con sus textos escogidos en la Sagrada Escritura, en los Santos Padres, en la Tradición y en el Magisterio de la Iglesia, nos incita a prepararnos para el encuentro con el Señor que viene.
Existe un símbolo, la corona del Adviento, que hace visible el transcurso de las cuatro semanas que anteceden al nacimiento de Jesús. Cada domingo se enciende una de las cuatro velas al comienzo de la Eucaristía. Es un signo que habla por sí mismo y nos predispone a tomar conciencia de que el tiempo que vivimos es para ponernos a punto, es tiempo de conversión.
El evangelio de este primer domingo del Adviento nos recuerda que hemos de «estar en vela», vigilantes, despiertos. Los primeros cristianos daban mucha importancia a la vigilancia, pues querían prevenirse contra el riesgo de olvidar que Jesús había de volver, y no querían que los encontrara dormidos.
Ha pasado mucho tiempo. ¿Cómo vivimos hoy los cristianos: despiertos o nos hemos ido durmiendo poco a poco? ¿Vivimos atraídos por Jesús o distraídos por tantas cosas como abarrotan nuestras casas? ¿Le seguimos con pasión o vivimos como todos?
El papa Francisco nos llama a despertarnos y estar en vela.
Vigilar es vivir atentos a lo que Jesús nos dice y a la realidad que nos rodea, escuchar los gemidos de los que sufren, sentir el amor del Dios de la vida, esperar su venida a nuestra vida, a nuestra sociedad, a la tierra entera. Sin esta sensibilidad no es posible caminar tras los pasos de Jesús.
Despertemos para no tener que decir un día: «Señor, ¿cuando te vimos hambriento o sediento o extranjero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?»
Con mi afecto y bendición.
+ Alfonso Milián Sorribas
Obispo de Barbastro-Monzón

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