El Papa publica la exhortación apostólica post sinodal “Verbum Domini” para “redescubrir la centralidad de la Palabra de Dios”
“Redescubrir la centralidad de la Palabra de Dios” en la vida personal y de la Iglesia y “la urgencia y la belleza” de anunciarla para la salvación de la humanidad como “testigos convencidos y creíbles del Resucitado”. Es éste en síntesis, el mensaje de Benedicto XVI en la Exhortación apostólica post sinodal “Verbum domini”, que recoge las reflexiones y las propuestas surgidas del Sínodo de los obispos, que tuvo lugar en el Vaticano en octubre de 2008 sobre el tema “La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia”. El documento de casi 200 páginas, es un apasionado llamamiento dirigido por el Papa a los Pastores, a los miembros de la vida consagrada y a los laicos, para que tengan cada vez más familiaridad con las sagradas Escrituras, no olvidando nunca “que en el fundamento de toda auténtica y viva espiritualidad cristiana está la Palabra de Dios anunciada, acogida, celebrada y meditada en la Iglesia”.
“En un mundo que a menudo siente a Dios como superfluo y extraño” -afirma el Papa- no existe prioridad más grande que ésta: abrir al hombre los accesos para que confluyan hacia Dios. Benedicto XVI subraya con fuerza que “Dios habla e interviene en la historia a favor del hombre”. “La Palabra de Dios no se contrapone al hombre, no mortifica sus deseos auténticos, sino que los ilumina, purificándolos, llevándolos a cumplimiento. En nuestra época se ha difundido desgraciadamente, de especial modo en Occidente, la idea de que Dios es extraño a los problemas del hombre y que su presencia amenaza su autonomía”. En realidad, dice el Papa “sólo Dios responde a la sed que está en el corazón de todo hombre”. Para el Papa “es decisivo desde el punto de vista pastoral, presentar la Palabra de Dios para dialogar con los problemas que el hombre debe afrontar en la vida cotidiana”. En este contexto es necesario “ayudar a los fieles a distinguir bien la Palabra de Dios de las revelaciones privadas”, cuyo papel “no es el de ‘completar’ la Revelación, sino de ayudar a vivirla”. Por otra parte, el Pontífice analiza el estado actual de los estudios bíblicos, revelando la importante aportación dada por la “exégesis histórico-crítica, pero señala el grave riesgo de “un dualismo entre exégesis y teología”. El Papa auspicia “la unidad de los dos niveles interpretativos, que en definitiva presupone “una armonía entre fe y razón”, de manera que la fe “no degenere en fideísmo” y que la razón permanezca abierta”. El Santo Padre insiste más adelante en que “las raíces del Cristianismo se encuentran y se nutren del Antiguo Testamento, de ahí “el vínculo entre cristianos y hebreos, que nuca se debe olvidarse”. El documento afronta luego, la relación entre Palabra de Dios y liturgia. El Papa vuelve a insistir en un mayor cuidado durante la proclamación de la Palabra, en la lectura atenta de la misma. Pide asimismo “mejorar la cualidad de las homilías”. Subraya “el valor del silencio en las celebraciones, que favorezca el recogimiento” y es favorable a “cantos de clara inspiración bíblica como el gregoriano”. Benedicto en su Exhortación apostólica post sinodal “Verbum domini”, también sugiere “incrementar la pastoral bíblica” como respuesta al fenómeno de la “proliferación de las sectas, que difunden una lectura distorsionada e instrumental de las sagradas Escrituras”. “Es necesaria una adecuada formación de los cristianos y en particular de los catequistas” y dice que el Sínodo auspicia, que haya una Biblia en cada casa. En el texto papal hay un llamamiento a “fortalecer en la Iglesia la conciencia misionera”. En este campo, el Papa reconoce con gratitud en este sentido el compromiso de los movimientos eclesiales. El Pontífice dirige con conmoción su pensamiento a todos los perseguidos a causa de Cristo y ofrece su solidaridad y afecto a todos los fieles de las comunidades en Asia y África. El documento post-sinodal lanza un llamamiento para “un renovado encuentro entre Biblia y culturas” deseando que haya una promoción del conocimiento de la Biblia en las escuelas y universidades, “por encima de viejos prejuicios”. Asimismo, se insiste en un compromiso más amplio y cualificado en el mundo de la información e internet. “Nuestra época -concluye el Papa- debe ser cada vez más un tiempo de nueva escucha de la palabra de Dios y de una nueva evangelización, porque “aun hoy Jesús resucitado nos dice: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a todas las criaturas”.
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