viernes, 6 de abril de 2012
MIRARÁN al que traspasaron
MIRARÁN al que traspasaron» (/Jn/19/37).
Con estas palabras cierra el evangelista Juan su exposición de la
pasión del Señor; con estas palabras abre la visión de Cristo en el
último libro del Nuevo Testamento, el Apocalipsis, que deberíamos
llamar «revelación secreta». Entre esta doble cita de la palabra
profética veterotestamentaria se halla distendida toda la historia:
entre la crucifixión y la vuelta del Señor En estas palabras se habla,
simultáneamente, del anonadamiento del que murió en el Gólgota
como un ladrón, y de la fuerza del que vendrá a juzgar al mundo y a
nosotros mismos.
«Mirarán al que traspasaron». En el fondo, todo el evangelio de
Juan no es sino la realización de esta palabra, el esfuerzo por
orientar nuestras miradas y nuestros corazones hacia él. Y la liturgia
de la Iglesia no es otra cosa que la contemplación del traspasado,
cuyo desfigurado rostro descubre el sacerdote a los ojos del mundo
y de la Iglesia en el punto culminante del año litúrgico, la festividad
del viernes santo. «Ved el madero de la cruz, del que cuelga la
salvación del mundo». «Mirarán al que traspasaron».
Señor, concédenos que te contemplemos en esta hora de tu
ocultamiento y tu anonadamiento, a través de un mundo que desea
suprimir la cruz como una desgracia molesta, que se oculta a tu
vista y considera una pérdida inútil de tiempo el fijarse en ti, sin
saber que llegará un momento en que nadie podrá esconderse a tu
mirada.
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Hoy publico en mi blog mi poema-oración Contemplación me inspiró al contemplar a Jesús clavado en la cruz.
ResponderEliminarEn la cruz, agonizante,
en silencio te observaba;
tu agonía suplicante
a mi alma impresionaba.
Quise ofrecerte consuelo
mas mi boca se calló,
y a pesar de mi desvelo
ni una palabra salió.
Tu mirada me pedía
contemplar con devoción,
pues querías compañía
en lugar de una oración.
¡Qué angustiosa soledad!,
¡qué terrible tu tormento!
¿Por qué tanta crueldad?,
¿por qué tanto sufrimiento?
Mi Jesús agonizante:
a pesar de tu dolor
descubrí en ese instante
que desbordabas Amor.
Es un amor tan profundo
que en tu cruz hoy todavía
para salvar a este mundo
agonizas cada día.
¡Qué paz y tranquilidad
en mi silencio sentí!
Y me dio seguridad
lo que a Tu lado viví.