El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo.
ABRÁMOSLE NUESTRO CORAZÓN
De los Sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 185: PL 38, 997-999)
LA VERDAD BROTA DE LA TIERRA Y LA JUSTICIA MIRA DESDE EL CIELO
Despierta, hombre: por ti Dios se hizo
hombre. Despierta, tú que duermes, surge de entre los muertos; y Cristo con su
luz te alumbrará. Te lo repito: por ti Dios se hizo hombre.
Estarías
muerto para siempre, si él no hubiera nacido en el tiempo. Nunca hubieras sido
librado de la carne del pecado, si él no hubiera asumido una carne semejante a
la del pecado. Estarías condenado a una miseria eterna, si no hubieras recibido
tan gran misericordia. Nunca hubieras vuelto a la vida, si él no se hubiera
sometido voluntariamente a tu muerte. Hubieras perecido, si él no te hubiera
auxiliado. Estarías perdido sin remedio, si él no hubiera venido a salvarte.
Celebremos, pues, con alegría la venida de nuestra salvación y
redención. Celebremos este día de fiesta, en el cual el grande y eterno Día,
engendrado por el que también es grande y eterno Día, vino al día tan breve de
esta nuestra vida temporal.
Él se ha hecho para nosotros justicia,
santificación y redención. y así -como dice la Escritura- «el que se gloria que
se gloríe en el Señor.»
La verdad brota, realmente, de la tierra, pues
Cristo, que dijo: Yo soy la verdad, nació de la Virgen. Y la justicia mira desde
el cielo, pues nadie es justificado por si mismo, sino por su fe en aquel que
por nosotros ha nacido. La verdad brota de la tierra, porque la Palabra se hizo
carne. Y la justicia mira desde el cielo, porque toda dádiva preciosa y todo don
perfecto provienen de arriba. La verdad brota de la tierra, es decir, la carne
de Cristo es engendrada en María. Y la justicia mira desde el cielo, porque
nadie puede apropiarse nada, si no le es dado del cielo.
Ya que hemos
recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, porque la justicia
y la paz se besan. Por medio de nuestro Señor Jesucristo, porque la verdad brota
de la tierra. Por él hemos obtenido el acceso a esta gracia en que estamos: y
nos gloriamos apoyados en la esperanza de la gloria de Dios. Fíjate que no dice
«nuestra gloria», sino la gloria de Dios, porque la justicia no procede de
nosotros, sino que mira desde el cielo. Por ello el que se gloria que se gloríe
no en sí mismo, sino en el Señor.
Por eso también, cuando el Señor nació
de la Virgen, los ángeles entonaron este himno: Gloria a Dios en el cielo, y en
la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
¿Cómo vino la paz a la
tierra? Sin duda porque la verdad brota de la tierra, es decir, Cristo nace de
María. Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, para que
todos seamos hombres de buena voluntad, unidos unos a los otros con el suave
vínculo de la unidad. Alegrémonos, pues, por este don, para que nuestra gloria
sea el testimonio que nos da nuestra conciencia; y así nos gloriaremos en el
Señor, y no en nosotros. Por eso dice el salmista: Tú eres mi gloria, tú
mantienes alta mi cabeza.
¿Qué mayor gracia pudo hacernos Dios? Teniendo
un Hijo único lo hizo Hijo del hombre, para que el hijo del hombre se hiciera
hijo de Dios.
Busca dónde está tu mérito, busca de dónde procede, busca
cuál es tu justicia: y verás que no puedes encontrar otra cosa que no sea pura
gracia de Dios.
RESPONSORIO Is 11, 1. 5.
2R. Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un
vástago. * La justicia será el ceñidor de su cintura, y la lealtad el cinturón
de sus caderas.
V. Sobre él
se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia,
espíritu de consejo y de fortaleza.
R. La justicia será el ceñidor de su cintura, y la lealtad el
cinturón de sus caderas.
Feliz Navidad.....
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