«¡TODO UN SEMINARIO MÁRTIR!»
«Seis de nuestros compañeros son ya mártires; pronto esperamos serlo nosotros también, pero antes queremos hacer constar que morimos perdonando a los que nos quitan la vida y ofreciéndola por la orientación cristiana del mundo obrero, por el
reinado definitivo de la Iglesia Católica, por nuestra querida Congregación y por nuestras queridas familias».
Emociona leer estas palabras que firmaron los seminaristas claretianos antes de su martirio, y que nos han llegado gracias a los dos seminaristas de nacionalidad argentina, que habían sido reclamados por el Gobierno de su nación.
Hoy finalizamos el Año Conmemorativo del 75º aniversario de los Mártires del Seminario Claretiano de Barbastro. El papa Juan Pablo II, en el acto de su beatificación, destacó emocionado: «¡todo un Seminario mártir!». La Eucaristía, que este domingo
presidiré en la Catedral de Barbastro, será televisada para toda España, como gesto de acción de gracias por el testimonio de estos jóvenes seminaristas.
Nuestra Diócesis, como bien sabéis, es la que proporcionalmente ha tenido mayor número de mártires en la persecución religiosa del año 1936. Ellos son el tesoro de nuestra Iglesia. Siguiendo el ejemplo de Jesucristo, pusieron su vida entera al servicio del Reino de Dios. Ellos vivieron la fe bautismal con toda intensidad, sacrificando su vida por amor a Dios y con la esperanza de la vida eterna. Los mártires son el mejor modelo del ser cristiano. Su ayuda y su ejemplo son decisivos para nosotros en los tiempos que vivimos.
Son ejemplo de una fe vivida heroicamente. Renunciaron a la vida porque veían ante si la verdad de Jesús, la verdad de las promesas de Dios, la grandeza y el valor de la vida futura que esperaban con fe y confianza.
En estos momentos, en los que muchos sienten la tentación del miedo y de la inseguridad, nuestros mártires son el mejor ejemplo de fe, de caridad y de perdón. En un tiempo en el que impera la codicia y la sensualidad, los mártires son ejemplo de desprendimiento, ejemplo de oración, de amor a Dios y al prójimo, de amor a la Iglesia, de amor a la sociedad y de perdón a quienes les quitan la vida.
El contraste entre la serenidad de los mártires y odio visceral de sus verdugos muestra el camino hacia un verdadero progreso en humanismo y solidaridad. La fortaleza y la mansedumbre de los mártires ponen de manifiesto las mejores virtudes del ser humano, mientras que la crueldad de los verdugos es fuente de sufrimiento y
destrucción. La fe en Dios impulsa en las personas la bondad y sostiene una verdadera convivencia; el ocaso de Dios en el corazón de los hombres desata muchas veces los peores instintos que destruyen la convivencia.
Nos unimos en esta jornada a los padres Claretianos y con ellos damos gracias a Dios por los Mártires del Seminario Claretiano de Barbastro, al tiempo que imploramos su intercesión para que el Señor nos conceda vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada con las que servir mejor al mundo.
Con mi afecto y bendición.
+ Alfonso Milián Sorribas
Obispo de Barbastro-Monzón
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